Todo tiene un sentido, desde el orden de los ingredientes hasta la lengua en que están escritos.

Leer una etiqueta de una crema y comprenderla no es imposible. La información que contienen está ahí para describir  lo que se está aplicando en la piel, qué ingredientes contiene y cuándo termina su uso recomendado.

El modo en que una etiqueta cosmética está escrita nos indica  la existencia de sustancias naturales o sintéticas,  la proporción de productos que pueden causar alergia,  y de los conservantes, colorantes o parabenos que han sido utilizados para su composición.

Detectar los ingredientes principales:

En la etiqueta, los ingredientes aparecen en orden decreciente por su nivel de concentración. Los primeros que se citan son los que se encuentran en mayor proporción. Normalmente, el primero que se cita es Aqua, el agua . Algunos activos, como los aceites esenciales, no necesariamente deben estar presentes en gran cantidad para ser efectivos. 

Existen 22.500 ingredientes catalogados en una lista que se conoce como INCI –International Nomenclature of Cosmetic Ingredients– que se utiliza en Estados Unidos (donde fue creada en los años setenta), además de en Europa, China, Japón y otros países. No obstante, alegando razones de confidencialidad, el fabricante puede solicitar la exclusión de uno o varios ingredientes de la lista. En todo caso, los componentes alérgenos –sustancias susceptibles de causar reacciones alérgicas– deben figurar de forma obligatoria si están en concentraciones superiores al 0,001%.

Por qué en Ingles o latin?

 En las etiquetas de los productos cosméticos, los ingredientes deben mencionarse en inglés o en latín. Se mencionan en inglés las sustancias químicas utilizadas y, en latín, los derivados directos de las plantas utilizando el sistema Linneo, con nombres binomiales de género y especie.

Que en inglés aparezcan los componentes químicos no quiere decir que todos los ingredientes que se mencionan en esta lengua sean sintéticos, puesto que también hay compuestos químicos naturales. En todo caso, en inglés aparecen los parabenos , que se consideran conservantes potencialmente tóxicos y se pueden identificar porque terminan en -benos o –azos. Los PEGs o polietilenglicoles, PPGs, siliconas ,terminan en –ane y –one, parafinas (paraffin), que son ingredientes que suscitan controversia o incluso se asocian a toxicidad y contaminación medioambiental, además de no aportar nada a la piel, únicamente volumen al cosmético en si.

Para que un cosmético pueda considerarse “natural” ha de estar compuesto en más del 90% por materias primas naturales de origen vegetal y carecer de sustancias irritantes, tóxicas o peligrosa.

La caducidad

Las cremas también caducan, y la etiqueta de los cosméticos debe indicar el plazo máximo de conservación después de su apertura. El PAO (Period After Opening –plazo después de la apertura–) es un símbolo de un tarro con un número seguido de una M (meses), que indica el periodo hasta cuándo podemos utilizarlo sin que suponga un riesgo para la salud. Si pone 6M significa que disponemos de seis meses una vez abierto el envase antes de que en el producto se de la probabilidad de deterioro.

Según la normativa europea, los cosméticos con una caducidad superior a los 30 meses no tienen la obligación de indicar la fecha de caducidad, pero sí un consumo recomendado una vez abierto.

Los conservantes y los antioxidantes

Otro aspecto a fijarse en las etiquetas es el de los conservantes y los antioxidantes. Tanto unos como otros tienen una vida útil determinada y depende mucho de la concentración empleada en la formulación. Aquellos consumidores que elijan productos “libres de conservantes” deben ser conscientes de que su vida útil será corta y están expuestos a cambios de aspecto, textura y/o olor.

Los conservantes son ingredientes muy importantes de los productos cosméticos. Son sustancias destinadas a inhibir el desarrollo de microorganismos, como hongos y bacterias, que pueden deteriorar el producto e incluso dañar al usuario. Su uso es esencial para prevenir alteraciones causadas por microorganismos y contaminación durante la formulación, envío, almacenaje y consumo. Se añaden para alargar su vida útil. 

La lista de conservantes naturales es más reducida y se suelen utilizar en concentraciones más altas para lograr una buena eficacia. 

Actualmente se están estudiando envases tipo “airless” que no requieren la adición de conservantes porque por su diseño no permiten la entrada de aire ni el contacto directo del consumidor con el producto.

Otro tipo de productos que se suelen añadir a las cremas son los antioxidantes, sustancias que inhiben la oxidación o las reacciones promovidas por oxígeno, peróxidos o radicales libres. Son necesarios en productos cosméticos que contengan aceites. Sirven para evitar el enranciamiento. El BHT -butylated hydroxytoluene- y el BHA – butylated hydroxyanisole– son antioxidantes sintéticos. Las vitaminas C y E, los polifenoles y los flavonoides son antioxidantes naturales